Parte de la residencia que realizamos con Liberbed buscaba dar respuesta a partir de distintos ejercicios de creación, al sentimiento que se compartía entre los participantes: retornar al mar. La instalación de un taller de serigrafía en el club naútico dió lugar a nuevas herramientas para producir imágenes. Este trabajo convergió en la creación de banderines marítimos y de un poema que luego plasmamos en dos velas. Con estas velas llegamos navegando en el Ty- Kout, del continente a la isla de Groix, con la exposición que posteriormente fue montada en el marco del FIFIG, transformando este acto en una suerte de analogía: las velas eran lo que nos movía, y a su vez la poesía nos hacía retornar al mar.